Los juegos libres.
El juego es una actividad universal para todos los niños; les da la oportunidad de actuar y experimentar sobre la curiosidad que les viene, a los niños sanos, de forma natural. Al “hacer como si…”, pueden proyectarse hacia el futuro, imaginando que son médicos, maestros, veterinarios, mamás o papás. También pueden sobreponerse a sus desventajas de tamaño y edad, al jugar a ser superhéroes o animales poderosos.
El juego libre permite que los niños exploren el mundo a través de -valga la redundancia- la libertad de imaginar. El juego permite a los niños ir y venir entre el mundo real, a menudo demasiado complicado para ellos, y el mundo de la fantasía, suavizando las experiencias y permitiéndoles apoderarse de su entorno al recordar lo pasado y viviéndolo de muchas formas diferentes, con menos ansiedad. El juego cada vez se vuelve más complejo con la edad y la experiencia, al igual que sus relaciones con las personas que le rodean. Al jugar, van poniéndose a prueba y dominando poco a poco sus fracasos y frustraciones; van aprendiendo por sí mismos cuales son sus fortalezas y sus debilidades, así como flexibilizando sus respuestas ante los enigmas de cada persona y situación nueva.
¿Qué pasa si todo el tiempo decimos a los niños qué jugar y cómo jugar? Es posible que volvamos rígidas sus maneras de relacionarse con el mundo y con las personas, y así les dificultemos la resolución de problemas de forma independiente y creativa. Es posible que su proceso de maduración se haga más lento, incluyendo su lenguaje, su motricidad gruesa y fina, su sentido del humor y su desarrollo social.
Permitamos que nuestros hijos jueguen solos de vez en cuando, que estén solos en su habitación o cuarto de juegos, no siempre con nosotros o con la niñera. Ellos también necesitan un respiro y un espacio para desplegar sus fantasías y poner a prueba sus capacidades sin alguien que todo el tiempo les diga qué instrucciones seguir o qué hacer con cada juguete. Démosles disfraces, muñecos de animales, cojines, muñecos de personas, pelotas, espadas de esponja, títeres, y permitamos que disfruten su infancia sin intentar “adultizarlos” demasiado pronto; ya habrá suficiente tiempo para ser grande.
El juego es importante para el desarrollo integral del niño. como padres y maestros debemos incentivarlos al juego, y al mismo tiempo participar con ellos. A veces debemos dejar que ellos hagan uso de su creatividad y simplemente dejar que sean niños.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo Byron, pero hay muchas personas que creen que un niño es bien educado si está quieto y callado.
ResponderEliminarNuestra tarea es hacer ver los derechos de nuestros niños y velar por su felicidad por medio del juego.